Después de ser capturados y liberados, a los peces se les dificulta comer

Capturar y soltar, también conocida como pesca deportiva, es una práctica en la que el pescador atrapa a un pez pero luego lo regresa al agua. Este “deporte” a menudo se considera inofensivo, pero esto es completamente falso.

Un nuevo estudio de la Universidad de California Riverside reveló que la pesca de captura y liberación en realidad tiene un serio impacto en la capacidad de comer de un pez. Las lesiones causadas por el anzuelo, especialmente quitarlo de la boca del pez, reducen la capacidad del animal para alimentarse.

Los peces obtienen su comida mediante la succión o abriendo rápidamente la boca para aspirar los alimentos. Esto se logra mediante una presión negativa, la cual se ve gravemente afectada por el agujero en la boca del pez en donde se arrancó el anzuelo. Tim Higham, investigador de la UCR, explicó que el efecto de la lesión es similar al de beber con un popote perforado.

Los investigadores descubrieron que los peces con lesiones ocasionadas por anzuelos “redujeron significativamente” sus capacidades de alimentarse, lo que podría llevarlos a una muerte prematura. La trucha, la lubina y el salmón, todos comúnmente atacados por los pescadores de captura y liberación, se encuentran entre los peces que dependen de la alimentación por succión.

La verdad es que la pesca es indescriptiblemente cruel. Y aunque la comunidad científica se ha tardado en aceptar que los peces sienten dolor, la gran mayoría de los biólogos y veterinarios ahora están de acuerdo. De hecho, los peces son similares a los perros, gatos y otros animales en cuanto a su capacidad de experimentar dolor y placer.

Lamentablemente, los peces no están protegidos contra la crueldad. Ni una sola ley protege a los peces en los Estados Unidos, sin importar si son animales de compañía, utilizados para investigación o explotados como alimento.

Los peces explotados como alimento viven un infierno. Las granjas pesqueras industriales están tan sucias y sobrepobladas que son un criadero perfecto de parásitos. En 2016, un brote de piojos de mar se extendió desde Escandinavia hasta Chile y casi la mitad de las granjas de salmón de Escocia fueron infectadas con parásitos, los cuales se alimentan de la sangre, piel y baba de los peces.

De acuerdo con un estudio publicado en el Diario de Biología Experimental, los salmones criados en granjas pesqueras crecen a un ritmo tan acelerado que más de la mitad quedan parcialmente sordos. Otro estudio encontró que muchos salmones en las granjas industriales sufren de depresión severa, a quienes se les conoce como “drop-outs” cuando flotan como si estuvieran muertos.

En 2011, Mercy For Animals llevó a cabo una investigación encubierta en un matadero de peces, la cual mostró cómo los peces eran despellejados vivos. Se sacudían y buscaban escapar de los cuchillos de los trabajadores. Mientras los peces se asfixiaban, los trabajadores les arrancaban la piel con pinzas.

Suena horrible, ¿verdad? Mira el video.


Por supuesto, debemos ponerle fin a la cruel práctica de capturar y soltar, pero lo mejor que puedes hacer para proteger a los peces y a todos los animales es dejarlos fuera de tu plato. Descarga gratis la Guía vegetariana para principiantes, te ayudará a cambiar a un estilo de vida compasivo. Y échale un vistazo a estas recetas sin crueldad inspiradas en el mar.